Los niños y jóvenes son los protagonistas de la educación en valores. Todos debemos de colaborar en el
cultivo de todas las capacidades de los alumnos de forma armónica y gradual.
Los educadores potencian el desarrollo integral de la persona, lo que
va más allá de la transmisión de conocimientos. Con sus actitudes estimulan el
crecimiento de los alumnos en valores personales, sociales y trascendentes.
Los principales
valores que configuran un buen estilo educativo son:
Amor
Entendido como valoración de uno mismo y de los demás como personas. Se
traduce en gestos de ternura y misericordia, actitudes de servicio, perdón, diálogo
y acogida, especialmente con los más desfavorecidos, con los que sufren
distintos tipos de pobreza.
Vida
Es un don, que buscamos desarrollar en plenitud. Se expresa en admiración
y gratitud y en el desarrollo de todas las potencialidades personales.
Es compromiso en defensa de la vida humana, protegiéndola en todas sus
manifestaciones.
Impulsa a cuidar y respetar la naturaleza y el medio ambiente.
Belleza
Es el reflejo de la armonía, la limpieza de corazón, la sencillez, la
transparencia, el bien y la bondad. Se manifiesta en las relaciones personales,
en el trabajo bien hecho y en el cultivo y desarrollo de la sensibilidad
estética.
Libertad
Favorece el ejercicio armónico
de los derechos y deberes de cada persona, en actitud de respeto y colaboración
con la libertad de los demás. Conduce a actuar con sentido crítico y autonomía,
a descubrir y realizar el proyecto de vida personal. Es una libertad
comprometida con la justicia, la no violencia y la paz.
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