miércoles, 7 de enero de 2015

Rasgos que debe tener el perfil del profesor mediador.

Según J.Mª. Martínez (1994) los siete rasgos que caracterizan al buen mediador son:

1) Tener confianza en la naturaleza activa, cambiante del individuo: El mediador debe centrar su atención en los procesos de aprendizaje, ayudando a sus alumnos en la identificación de datos, en la
elaboración de estrategias y en la creación de hábitos de trabajo y personales.
2) Centrar su trabajo en la metacognición: El mediador ayuda al alumno a tomar conciencia de
sus propios procesos y actividades mentales y personales. Se trata de crear la habilidad para conversar con uno mismo acerca del propio proceso de aprendizaje.
3)Aprovechar que el individuo es modificable y capaz de aprender a aprender para ayudarle a configurar su estructura personal: El mediador debe partir de la situación de los alumnos y
aportar conocimientos en armonía con la estructura mental de quienes los reciben, para lograr que los aprendizajes sean significativos.
4) Ser mediador entre los contenidos y el alumno: El mediador debe presentar los contenidos de forma estructurada para que los alumnos sean capaces, a su vez, de estructurar la mente y el conocimiento. El mediador selecciona contenidos, elabora diseños, aporta estrategias.
5) Caracterizarse por su optimismo pedagógico: El mediador forma personas y colabora para que cada alumno elabore una imagen positiva de sí mismo. Busca formar individuos libres y capaces de comprometerse, creativos, que ponen en práctica todo el potencial de aprendizaje y maduración. El optimismo se proyecta sobre la expectativa de que a través de la educación se luche por una sociedad democrática, basada en la convivencia y el respeto por los derechos y deberes.
6) Integrar en un ámbito de interacción todo lo que enseña y realiza: El mediador crea un ambiente acogedor y afectivo propicio para que la persona madure gracias al contacto con el mediador, maduro por definición.
7) Formar a las personas en los valores, actitudes y normas para que éstas las interioricen como
principios formativos de la ética personal y social: El mediador nunca olvida que para que los alumnos construyan un esquema asequible para su propia vida deben ver los valores verbalizados, explicitados y sistematizados. Los valores de libertad, actividad y autonomía se deben ejercitar en la escuela para que pasen de ser vivencias y experiencias a convertirse en generalización capaz de suponer un proyecto de vida para el individuo. De esta manera se podrán erigir en principio social ya que condicionan la posible sociedad justa y solidaria, la relación entre los iguales y el conocimiento respetuoso de las creencias y tradiciones.

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